El derecho a la salud enredado en agendas extrañas

Autor: Olaya Peláez Álvaro

Fragmento

Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde el momento en que la Asamblea General de las Naciones Unidas consagrara la conocida definición de salud, que si bien algunos la han tildado de utópica, contiene en sí misma un innegable valor ético, considerando que sería inadmisible el hecho de que dentro de los enunciados políticos de los Estados, se estableciera límite alguno, ya sea respecto a la exclusión como beneficiario de las acciones públicas de al menos uno de los ciudadanos o que se aceptara alguna carencia en términos de salud y bienestar. Esto lleva a reconocer que en el terreno de las definiciones políticas, de las conferencias, tratados, cartas y demás construcciones doctrinarias que con tanta frecuencia se consagran, la salud se concibe como un bien intrínseco a las sociedades modernas. Sin ir muy lejos, la Conferencia de Alma Ata y la formulación de los Objetivos del Milenio son un claro ejemplo de la capacidad que tie¬nen los líderes en el mundo para construir consenso alrededor de formulaciones políticas ricas en enunciados y metas pero en última instancia, con insuficiente gobernabilidad para que en la realidad de los pueblos se lleguen a concretar.

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2013-05-23   |   754 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 31 Núm.1. Enero-Abril 2013 Pags. Rev. Fac. Nac. Salud Pública 2013; 31(1)