Autor: Gómez Torrado Álvaro
Muy seguramente en la memoria de muchos de los lectores exista aún la colosal imagen que sobresalía, por allá a mediados de la década de los años sesenta del siglo XX, de entre las pequeñas construcciones residenciales del barrio La Aurora, como una mole arquitectónica gris y sombría, en obra negra, cuya construcción había sido iniciada en tiempos del gobierno del General Rojas Pinilla, y continuaba, poco más de una década más tarde, deshabitada y sin duda, abandonada. Se trataba de un edificio gigantesco que ocupaba casi una manzana de área la cual fue facilitada por el desprendimiento incondicional de su propietario Don Pedro Maria Buitrago, asimismo contaba con alrededores de acceso y se elevaba más de diez pisos, haciéndose visible por sus colosales dimensiones, desde todos los rincones de la ciudad. Sus corredores lóbregos apenas albergaban el eco de los habitantes del silencio y de la noche, y lejos estaba de acoger a sus verdaderos destinatarios: los pacientes que buscarían el paliativo o la curación para sus males. No obstante, ya se reconocía como el Hospital Ramón González Valencia, llamado así seguramente en memoria del militar y político General José Rafael Ramón Eufrasio De Jesús González Valencia.
2013-02-27 | 1,385 visitas | 5 valoraciones
Vol. 44 Núm.2. Mayo-Agosto 2012 Pags. 7-8 Salud UIS 2012; 44(2)