Autor: González García José Alberto
Este problema, que específicamente se presenta en colon, sigmoides y recto, es cada vez más frecuente y grave, pues corresponde a la pérdida de sangre a través del ano-recto la cual se origina en un sitio distal al ángulo de Treitz, en la unión duodeno-yeyunal. Puede presentarse en pacientes asintomáticos y su hallazgo obtenerse en un estudio de sangre oculta en heces; también puede darse porque el sangrado sea esporádico y escaso o bien porque llegue a ser abundante y a constituir una hemorragia o hematoquecia. A veces se puede presentar como melena (heces muy oscuras), aunque esto corresponde más a que su origen está en el estómago o en el tubo digestivo alto. Se debe tomar en cuenta que también se puede dar melena porque el paciente tome con regularidad bismuto o hierro. Cuando se presenta de manera leve, puede ser tributario de un problema anal como fisura o hemorroides de primero o segundo grado, si es mayor habrá que considerar que puede tratarse de pólipos colorrectales, divertículos, adenoma, cáncer colorrectal o hemorroides de tercer grado ulceradas. Valoración. Es importante determinar el grado de urgencia que sufre un paciente de acuerdo con la frecuencia y cantidad de la pérdida de sangre. El sangrado de tubo digestivo bajo se puede clasificar en: • Hemorragia aguda masiva con pérdida de sangre mayor a 500cc en ocho horas; ocasiona hipovolemia y cambios hemodinámicos. • Hemorragia no masiva; hay estabilidad hemodinámica. • Sangrado que puede ser frecuente o eventual de origen ano-rectal y que puede provocar anemia microcítica. Se puede decir que 80% se origina en la zona colorrectal; 15% en el intestino delgado y el 5% restante en lesiones cercanas al ángulo de Treitz. Cabe resaltar que ante un evento de sangrado que llegue a ser cuantioso o masivo, se debe determinar lo siguiente: 1. Valoración del estado circulatorio y respiratorio. 2. Valoración de la estabilidad hemodinámica: a) hipotensión supina; b) taquicardia en reposo; c) oliguria o anuria; d) alteraciones del estado de alerta; e) confusión; y f) vasoconstricción periférica. 3. Pruebas de laboratorio. 4. Exploración física. 5. Valorar la causa de la hemorragia. 6. Iniciar tratamiento con: a) posible transfusión; b) colocación catéter central; c) administrar medicamentos adrenérgicos; d) colocación sonda nasogástrica.
2010-04-06 | 4,033 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 33 Núm.388. Marzo 2010 Pags. 12 Prescripción Médica 2010; 33(388)