La prostitución:

un problema urbano de salud pública 

Autor: Rengifo Antonio

Fragmento

La prostitución pública no es un mal necesario sino una terapia social. La mismas “tiernas pajaritas de la noche” -como llama García Márquez a las meretrices- dicen que los hombres acuden donde ellas para desfogarse, y es cierto. Imagínense como sería nuestra sociedad si no hubiera ese desfogue de los impulsos sexuales represados. En la prostitución lo único de malo, si lo hubiera, es que entraña el riesgo del contagio de enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el SIDA. En tal sentido, la prostitución es un problema de salud pública, sobre todo, cuando su ejercicio es callejero o informal. Siendo así que resulta incontrolable aún con una vigilancia epidemiológica especializada y con represión policial y municipal. En el mercado prostibulario hay que proteger tanto la oferta como la demanda. Sobre todo, a las tiernas pajaritas de la noche. Ellas se merecen una atención sanitaria de la mejor calidad en forma gratuita y oportuna; brindándoles todas las facilidades del caso. Tanto por ellas, como por todos nosotros que conformamos la sociedad. Ante una epidemia todos somos iguales. Ya no debe concebirse la prostitución como un problema policial, reprimible. Nunca más deben presentarse los cuadros de cacerías nocturnas de meretrices en la vía pública para luego conducirlas a las comisarías en jaulas motorizadas, similares a las perreras cuando se hacen campañas antirrábicas. Hasta los animales tienen una sociedad que los protege.

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2009-12-17   |   1,044 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 13 Núm.2. Agosto 2009 Pags. Rev per epidemiol 2009; 13(2)