Autor: Kvitko Luis Alberto
Desgarro o laceración himeneal Es fundamental tener presente que en las niñas menores de seis años, debido a que el ángulo subpúbico es muy agudo, resulta imposible por esta causa anatómica la penetración. Expresado de otra manera, dicho ángulo representa una verdadera barrera ósea. A partir de los seis años y hasta aproximadamente los once años, la inmissio penis puede lograrse, pero no obstante, se corre el riesgo de provocar lesiones a nivel del periné o rectovaginales, pues en algunos casos la niña tiene dimensiones de sus genitales reducidas. En cuanto a la cantidad y lugar de ubicación de las laceraciones himeneales, se debe saber que dependen de la configuración del himen, del espesor del tabique así como de la particular resistencia que ofrece. Un principio fundamental que jamás debe dejarse de lado es que una vez producido el desgarro himeneal, sus bordes o labios, cuando se completa el proceso cicatrizal, no se unen en forma espontánea. En este punto coincido plenamente con J. A. Gisbert Calabuig, cuando dice “Los bordes del desgarro cicatrizan por separado, es decir, no se sueldan jamás, por lo que no se reconstituye en su integridad la forma anterior de la membrana, la cual, por consiguiente, queda ya dividida desde entonces en un número menor o mayor de colgajos, llamados carúnculas himeneales”. En Colombia y Perú, es muy frecuente que las jóvenes que han sido desfloradas acudan a ginecólogos que les realizan la himenorrafia o “hilo de oro”, es decir, la sutura de/los desgarro/s. No obstante ello, la observación detenida del himen encontrará la cicatriz de dicha restauración, de color blanquecino, que podrá ser fácil o difícilmente visible, de todas maneras utilizando la luz de Wood se facilita el hallazgo y determinación de su existencia.
2009-04-30 | 11,036 visitas | 3 valoraciones
Vol. 2 Núm.18. Agosto-Octubre 2007 Pags. 34-45 Bol Med UAS 2007; 2(18)