Fragmento

Cuando decimos que el autocuidado es el hilo conductor del currículo de la Escuela de Enfermería de la UC, en estricto rigor, queremos decir que la teoría del Déficit de Autocuidado de Orem es la luz que nos guía y nos aporta una visión de futuro. Bajo su mirada, la práctica, enseñanza e investigación se desarrollan en torno a ciertas premisas básicas, que le imprimen características específicas a nuestro quehacer (Durán de Villalobos M., 2002). Sería pretencioso y carente de rigor decir que toda nuestra enseñanza disciplinar está basada en este modelo, planteamiento que muchas veces es cuestionado. Se sabe que ninguna teoría es capaz de responder a todas las interrogantes, ni satisfacer los requerimientos de la práctica o de la investigación. Es necesario recordar que la teoría de Orem es una gran teoría o modelo conceptual, por lo cual como lo expresan Fitzpatrick J. (1996) y Fawcett (1995), como toda gran teoría en cualquier disciplina, ellas juegan un papel importante: sirven de luz que guía, otorgan la perspectiva profesional, son un apoyo histórico a las creencias disciplinarias, y aportan a visiones del futuro. Sin ellas nuestro rumbo sería incierto y nuestra disciplina se vería afectada. Cuestionar el uso de una gran teoría puede deberse a una comprensión inapropiada, al ser vista como producto disciplinario no modificable. Fitzpatrick (1996) plantea que los formados en el desarrollo de las teorías, entienden que los científicos no piden permiso para modificar las teorías. Más bien preguntan si las modificaciones son útiles, si son sostenibles cuando se examinan, y si una modificación en particular será fructífera. Las teorías cambian, y son cambiadas en todas las ciencias cuando así es necesario. Podríamos decir que gran parte esto es lo que ha hecho nuestra escuela con la teoría del autocuidado (Rivera S., 2003).

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2009-03-13   |   1,761 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 19 Núm.2. Julio-Diciembre 2008 Pags. 9-10 Horizon enferm 2008; 19(2)