El internado lo hice en el 2004-2005 en el Hospital General de Culiacán, el servicio durante 2005-2006 en Naco, Sonora (zona rural SSA), frontera con Naco, Arizona, USA. Actualmente estoy en el ISSSTESON, en la Medicina Privada y soy instructora de paramédicos del deporte. Si pusiéramos en una balanza ¿qué es mejor?, el internado o el servicio, mmm…. En realidad, lo que puedo decir es que en mi experiencia, es que ambos son lo mejor pero lo peor, por qué? , por que cuando uno se encuentra como estudiante de medicina, unos nos la llevamos preocupados por los exámenes, por asistir a las clínicas, “desvelándonos”; y otros, de fiesta en fiesta, viviendo al diario o más bien sobreviviendo. Y al llegar al último año, te mueres porque llegue la graduación porque ya vas a ser “un médico”, no un estudiante. Pero, oh cruel realidad, resulta que ingresas a un hospital de primer o segundo nivel a realizar tu internado y te conviertes en el médico de menor jerarquía del hospital, con decirte que hasta el personal de laboratorio, de radiología, los camilleros, las enfermeras y hasta los de intendencia!, te regañan como si ellos fueran los amos y señores del hospital. Pero saben algo…. Prácticamente lo son, ya que los médicos internos de pregrado (MIP) estamos de paso por tan sólo un año, pero al mismo tiempo también somos un pilar muy importante, y hay una frase muy importante la cual nunca se me va a olvidar. Déjenme les cuento que cuando hice mi internado, el jefe de enseñanza en turno, siempre nos decía en las sesiones generales: “Ustedes (ó sea los MIPs) son el hilo más delgado “, y tienen que tener mucho cuidado de hacer todo bien por que el hilo se rompe por lo más delgado, y es muy cierto, ahora lo comprendo mejor. El MIP, es prácticamente el IBM (y veme y trae esto o lo otro.) del hospital, pero a mi ver lo “mejor” es que es la etapa más preciosa de todo médico, y no hay médico sin internado, ya que para muchos es el único año donde rotas por los servicios de especialidades, interactúas con los pacientes y estás estrechamente en convivencia con ellos, vives junto con ellos sus tristezas y sus alegrías, sus desvelos y sus dificultades, algunos te hacen reflexionar sobre los valores de la vida, y aprendes a apreciar más lo que tienes. Realmente creo que todo médico que al decir o escuchar la palabra “internado”; se le viene a la mente estas palabras: desvelo, hambre, estudio intenso, competencia, urgencias, regaños, guardias, cirugías, partos, y mucho trabajo físico y mental, en donde eres el de menor jerarquía, y sólo recibes órdenes, pero eso sí, eres el culpable de todo, eso es lo “peor”. Al pasar el tiempo, empiezas a contar los días por salir de ahí porque quieres iniciar el servicio social en donde vas a estar por fin, tu sólo, y vas a ser “el jefe”. Más nunca tomamos en cuenta que ahora si, se ha llegado el momento en donde realmente vas a poner en práctica tus conocimientos de los buenos días de escuela y sobretodo del internado. Aquí es en donde sí, por fin tu vas a ser el que manda (claro en el caso de los que permanecen en aéreas rurales), pero también eres en el que cae toda la responsabilidad de ese paciente, y que no va haber un residente o un médico de base que te respalde. Aquí es en donde, independientemente de que hayas tenido la oportunidad de escoger una plaza o simplemente te tocó irte, vas a trabajar mucho o poco, y realmente recuerdas aquellos días en los que deseabas terminar el internado y que ahora deseas volver a repetirlo.
2008-09-09 | 3,560 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 2 Núm.16. Febrero-Abril 2007 Pags. 48-49 Bol Med UAS 2007; 2(16)