Autor: Morillo Luis E
Las decisiones que se deben tomar con el manejo del tratamiento de las crisis epilépticas se pueden resumir en tres: decidir tratar o no tratar una primera crisis, seleccionar el antiepiléptico y finalmente la decisión de agregar un segundo o hasta un tercer antiepiléptico. PRIMERA CRISIS Por definición la epilepsia implica la presencia de crisis recurrentes. De tal forma que una persona que presenta un primer episodio no necesariamente debe tratarse. A pesar de lo anterior, en la actualidad es más frecuente que el neurólogo clínico inicia tratamiento en el paciente que presenta una primera crisis epiléptica. Esta decisión debe basarse con el convencimiento de que realmente se trata de una verdadera primera crisis epiléptica y no otro tipo de evento no epiléptico. Clínicamente un primer evento debe diferenciarse de eventos no epilépticos como los que acompañan las parasomnias, diferentes trastornos de sueño, síncope y aún los eventos no epilépticos de tipo fisiológico o psicogénico. La diferenciación no siempre es sencilla con base únicamente en la clínica. Por otra parte, aunque la epilepsia es un diagnóstico enteramente clínico, la presencia de anormalidades en el examen neurológico, el EEG, o en las neuroimágenes diagnósticas son todos factores que aumentan la probabilidad de recurrencia de crisis. La mayoría de los clínicos iniciarían tratamiento antiepiléptico en cualquiera de los casos anteriores. El inicio focal en contraposición al inicio generalizado de una crisis, también incide en la probabilidad de recurrencia de crisis. Es más alta la probabilidad de recurrencia cuando la crisis tiene un inicio focal. Clinicamente se entiende por inicio focal que el paciente o los testigos de la crisis indiquen inicio del ataque epiléptico por una extremidad o la cara del paciente. Igualmente sugiere el inicio focal de una crisis en hecho de que el paciente tenga una premonición “aura“ u otros componentes sensoriales o motores de carácter focal. Una crisis de inicio focal potencialmente puede generalizar. Cuando la generalización secundaria es en pocos segundos, la posibilidad de que un testigo observe el inicio se pierde, a lo anterior se suma la angustia de presenciar una crisis. El paciente no debe tener recuerdo del componente generalizado de la crisis ya que por definición una crisis generalizada compromete la conciencia. Las medicaciones que en monoterapia han demostrado ser efectivas en reducir la recurrencia de crisis después de una verdadera primera crisis incluyen la carbamazepina, la fenitoina, el ácido valproico y el fenobarbital.
Palabras clave: Epilepsia crisis epilépticas antiepilépticos.
2007-05-31 | 2,931 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 43 Núm.1. Enero-Marzo 2002 Pags. Univ Méd Bogotá Colombia 2002; 43(1)