Los actos médicos necesarios para el diagnóstico o para el tratamiento representan para la mayor parte de los niños la peor enfermedad. Cuando la analgesia de las primeras actuaciones es insuficiente, se crea un círculo vicioso, con aprensión y miedo a los actos posteriores, que hará que se perciban todavía más dolorosos. Así, es preciso tener en cuenta las reglas siguientes: La analgesia debe ser adaptada a la intensidad del acto que se practica, a la edad y al carácter del niño. En el hospital, estos actos deben ser practicados fuera de la habitación del enfermo y, si es posible, en una sala especial, para que su habitación permanezca como un refugio frente al dolor. Las técnicas farmacológicas y no farmacológicas deben ser utilizadas simultáneamente, con independencia de la intensidad del dolor provocado, proporcionando al niño una preparación adaptada a su grado de madurez. Deben utilizarse anestésicos locales para todos aquellos procedimientos que signifiquen inyecciones. Los padres deben estar presentes para servir de apoyo durante las técnicas dolorosas. Cuando el dolor es moderado o intenso, deben considerarse la posible convivencia de una sedación, pero siguiendo las recomendaciones de referencia. En estas técnicas, en general se precisa vigilancia, respetar los períodos de ayuno, la presencia de personal necesario para el control del niño y en el curso del desarrollo del procedimiento, la disponibilidad inmediata de medicamentos y material de reanimación y de técnicas que permitan asegurar la permeabilidad de las vías aéreas. Las estrategias centradas en el comportamiento como la distracción, las imágenes visuales y la hipnosis, pueden ser utilizadas incluso cuando se prevé una sedación farmacológica parenteral. En los casos de actuaciones dolorosas que han de aplicarse de manera repetida, deben utilizarse enfoques farmacológicos enérgicos desde el comienzo. Tomado de: Actuación ante el dolor, Neil L. Schechter, En: El dolor en la infancia, Anales Nestle, Volumen 57, Número 1, pp. 28-29.
2006-09-04 | 1,172 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.10. Julio-Septiembre 2000 Pags. 8 Arch Invest Pediátr Méx 2000; 3(10)