Acorde al progreso de la ciencia pediátrica y con el fin de redefinir las características profesionales de quien la ejerce a principios de éste milenio, es necesario hacer una pausa para marcar alcances, definir objetivos, construir senderos, corregir desviaciones, demarcar conductas; es decir, establecer una relación equilibrada con ese sujeto naturalmente vulnerable que es el ser humano, desde su etapa de embrión hasta los 18 años de edad, en que se da la estafeta de su cuidado a otro colega con un profesional diferente. El pediatra en cualquier zona geográfica está expuesto a circunstancias constantes y variables que asimila y con ello hace exitoso su quehacer, identifica mutaciones etiológicas, ecológicas, inmunológicas; estudia y emplea procedimientos diagnósticos novedosos que le permiten reconocer con mayor rapidez males de naturaleza incierta.
2006-09-04 | 1,150 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.10. Julio-Septiembre 2000 Pags. 3-4 Arch Invest Pediátr Méx 2000; 3(10)