Autor: Gómez Rodríguez Rodolfo
Hoy es un gran día en mi vida. Gracias a todos ustedes por habérmelo dado. Alguna vez dijo el poeta: “hay momentos en la vida de todo hombre en que éste vislumbra la eternidad”. Eso es lo que estoy viviendo en este instante. Pero en un sentido más amplio y verdadero de la palabra, ustedes me han otorgado el privilegio de tocar sus vidas y, a través de ello, la de sus familias y la de sus enfermos. ¡Que mayor honor puede existir en la vida de un ser humano!... los quiero mucho. Juntos hemos recorrido un buen trecho de nuestras vidas y compartido los éxitos y los fracasos en el aspecto profesional, así como las alegrías y las tristezas que el acontecer cotidiano nos ha deparado. Mi abuelo fue militar y, de esa manera, educó a su hijo, mi padre, quien a su vez me educó con la rigidez, la disciplina y la devoción al deber que eventualmente harían de mí el hombre y el médico al que ahora ustedes distinguen; en alguna forma, esa educación fue transmitida a mis hijos y a mis residentes, a quienes ahora tengo la satisfacción y el orgullo de poder ver, exitosos, triunfantes, buenos padres, buenos maestros y hombres de bien... Gracias papá.
2004-10-12 | 6,119 visitas | 4 valoraciones
Vol. 14 Núm.2. Mayo-Agosto 1997 Pags. 69-72 Bol Coleg Mex Urol 1997; 14(2)