Completo

Esta reflexión, recientemente expresada en nuestro último Congreso celebrado en Monterrey, se presenta muy a modo para que replanteemos nuestra percepción del momento que vive nuestra sociedad en general, y la repercusión que ello representa en nuestra actividad profesional. Indudablemente, me refiero al papel preponderante que ocupan las comunicaciones en nuestra vida diaria, y en específico, la manera en que podemos dirigirnos a nuestros congéneres para dar a conocer las bondades y las realidades de nuestro quehacer, no sólo con carácter informativo, sino con la posibilidad que de dicha información, se derive la posibilidad de captar pacientes, esto es: PUBLICIDAD. Esta palabra, productora de un efecto aterrador en nuestra Asociación en épocas pasadas, representa aún hoy, un vacío a llenar por nuestras generaciones actuales. Eso, si pretendemos subsistir en lo que hoy se conoce cotidianamente como sociedad de consumo, en la cual, experimentados mercaderes y charlatanes, se mueven como pez en el agua, reproduciéndose como células cancerosas, sin poseer, como sucede en la mayoría de los casos, un sustento académico, ético y profesional. Nosotros, los cirujanos plásticos certificados, con todo el respaldo que la ley otorga, con un historial académico de muchos, muchos años de esfuerzo, pertenecientes a una Asociación de vanguardia, observamos preocupados, la escalada de competencia desleal que prolifera a nuestro alrededor, y nos vemos unos a otros, atados de manos para actuar, por muchas razones, una de ellas el temor injustificado a infringir nuestros estatutos, acorde a los requerimientos de la época que nos ha tocado vivir. Es preciso entender que no se trata de poner “La iglesia en manos de Lutero”, sino, acorde a nuestra idiosincrasia, a nuestra filosofía, abrir la puerta a herramientas tan útiles como la publicidad, que manejada con seriedad y responsabilidad, puede redituarnos un crecimiento profesional, acorde a nuestras expectativas. Con la comprensión, la cooperación y la participación de todos, la transición a la modernidad será factible y por supuesto, nos dará respuestas a interrogantes ancestrales y sobre todo nos permitirá ocupar dignamente, el lugar que merecemos en la esfera socioeconómica de hoy. De nosotros depende.

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2004-08-24   |   1,434 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 14 Núm.1. Enero-Abril 2004 Pags. 4 Cir Plast 2004; 14(1)