Autores: Collao Carmen, Behn T Verónica
El terapeuta del dolor debe actuar en beneficio del paciente, ofrecer la mejor analgesia posible y buscar los medios más eficaces y con menos riesgos.1,2 Cumplir este principio en el infante es complicado. La analgesia es una actividad indiscutida de la medicina, pero de ninguna manera es privativa de ella. Dado que es imposible experimentar posología y dosificaciones en niños, éstas se deducen de lo que se ha investigado en adultos; por lo tanto, algunas veces resulta difícil que lo indicado calme el dolor por completo o puede suceder que lo prescrito sea una dosis mayor que su nivel de tolerancia y desencadene efectos indeseados. Estas situaciones a veces se desconocen en el paciente adulto y con mayor razón en los niños.3 En las dos últimas décadas se han generado numerosos avances en el cuidado y manejo del recién nacido que, sin duda, han contribuido a un aumento importante de la supervivencia de niños críticamente enfermos, a quienes durante su estancia en las unidades de neonatología se les somete a innumerables procedimientos potencialmente dolorosos.1-3
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2003-01-22 | 1,047 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 2 Núm.9. Marzo 2004 Pags. 9-14. Dol Clin Ter 2004; II(9)