Autor: López Saucedo Azucena
En la antigüedad, los documentos se guardaban horizontalmente; es decir, apilándose unos sobre otros, y en algunas ocasiones se colocaban sobre un clavo llamado espigón. Esta forma de manejar los documentos hacía difícil y lenta la recuperación del papel o documento que se necesitaba, además de que se ocupaba mucho espacio y se maltrataban los materiales. Así apareció el archivo vertical, un mueble donde se colocan los papeles sobre un extremo y dentro de una carpeta sostenida por guías. Esta forma agilizó y facilitó la localización de cada documento, además de que éstos se conservan mejor y se ahorra espacio. De aquí que en el ámbito bibliotecario se le denomine a este tipo de colección archivo vertical. El archivo vertical se puede definir como una selección de material informativo sobre temas relevantes, de actualidad, difíciles de conseguir o de interés transitorio. Estos materiales pueden ser folletos, recortes de periódicos o revistas, panfletos o volantes, ponencias, resúmenes, láminas, fotografías, tarjetas postales, sobretiros*, boletines, fotocopias de materiales muy solicitados, o incluso, si se trata de libros deteriorados pero que aún son muy consultados, se puede obtener una fotocopia de la sección o capítulo que se requiere para integrarla como un documento más de la colección del archivo vertical.
Palabras clave: Información almacenamiento.
2002-12-09 | 69,626 visitas | 16 valoraciones
Vol. 3 Núm.14. Enero-Marzo 2000 Pags. 29-31. Rev CONAMED 2000; 3(14)