Harald Seidelin.

Su labor en Yucatán, México 

Autor: Cervera Andrade Alejandro

Resumen

Al comenzar la primavera del año 1906, llegó a Mérida, Yucatán un médico danés cuyo nombre era Harald Seidelin. Con la llegada de Seidelin comienza el período más brillante de la Escuela de Medicina de Mérida, que ya en esa época contaba con maestros competentísimos como los Dres. Saturnino Guzmán Cervera, en la clínica quirúrgica, y Maximiliano Canto Méndez y Gustavo Vega y Loyo, en la clínica médica. Los diagnósticos se ratificaban o rectificaban en el anfiteatro y en el laboratorio y ya no quedaban sujetos a la maledicencia, sino que recibían el veredicto imparcial de la ciencia. Las cátedras de Química Clínica, Anatomía Patológica, y Bacteriología se hicieron prácticas. Fue también dicho sabio danés quien hizo por primera vez en Mérida, y quizás en la República Mexicana, la reacción de Wassermann en la sangre de los enfermos para comprobar el diagnóstico de la sífilis y la reacción de Widal para confirmar el microbio de la fiebre tifoidea. El Dr. Seidelin estuvo en Mérida desde 1906 hasta 1910, fecha en que renunció a las cátedras, dejando éstas en manos de sus discípulos Amado Villa en la Química Clínica, Diego Hernández Fajardo, en la Dirección de los laboratorios, Abelardo Lara Negrón en la de Bacteriología e Hircano Ayuso Oribe en la de Anatomía Patológica. El 29 de diciembre de 1911, volvió a Yucatán, comisionado por la Escuela de Medicina de Liverpool para estudiar la fiebre amarilla, en cuya labor empleó cinco meses, partiendo de Mérida, el 27 de mayo de 1912, con rumbo a Liverpool, ausentándose de Yucatán definitivamente. Trabajó después en otras regiones del globo y algunos años antes de morir tuvo la desilusión de comprobar que su paraplasma flavigenum, no era el agente productor de la fiebre amarilla. Y el paraplasma pasó a la historia.

Palabras clave: Historia de la Medicina fiebre amarilla Yucatán México.

2003-10-27   |   2,312 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 13 Núm.3. Julio-Septiembre 2002 Pags. 221-224. Rev Biomed 2002; 13(3)