Autor: Solís Garza Hernán
Aspiración es ésta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia. ¿Deseas que los hombres te tengan por un Dios que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto? Así empieza nuestro abuelo Esculapio sus consejos. Empero, debes guardar suma prudencia; bastante más si habitas en la celestial morada de los que se creen dioses. Desde el mundo endopsíquico, tú te sientes Dios. Crees, impulsado por una fantasía omnipotente, que puedes vencer a la muerte misma, a la tuya propia, en eso que Freíd llamó fantasías de salvación. Pero eres mortal, aunque tus pacientes te endiosen; ha de llegar el día –y esa noche sea distante-, en que tengas que exhalar: “Esta es la primera y última vez que me hago viejo”. Sí, toda muerte es un suicidio indirecto.
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2003-02-26 | 2,837 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.11. Abril-Junio 2001 Pags. 106-9. Med Univer 2001; 3(11)