Los médicos somos herederos de una distinguida tradición y nuestros viejos valores hoy como nunca son demandados con urgencia por una sociedad acosada por un sinnúmero de problemas y conflictos. Hoy por hoy, nos vemos obligados a enfrentar un caos financiero que ocasiona desabasto y encarece los servicios hasta un grado tal en el que la sociedad y el gobierno ya no pueden sufragar los costos de la atención médica, sin embargo, se nos exige atender a un mayor número de pacientes con menores recursos. Además de lo anterior, estamos sujetos día con día a profundas presiones tanto éticas, como de posibilidad de demandas por responsabilidad profesional, tratando de emular a los países desarrollados en donde una de las ilusiones de cualquier individuo es volverse rico tras ganarle una demanda legal a un médico, pero no podemos negar que somos aún un país del tercer mundo y en la práctica, nos es imposible protegernos solicitando cualquier cantidad de estudios de laboratorio y gabinete para así justificar nuestros diagnósticos y tratamientos. Los problemas económicos pues, nos han orillado a posiciones peligrosas en nuestras diarias tareas, por lo que las presiones a que nos sujeta el entorno actual nos debe obligar a hacer un alto y analizar con profunda autocrítica nuestra conducta médica y comprender nuestro mejor seguro contra demandas, el proceder honestamente, en conjunto con tratamientos basados en conocimientos actualizados, lo cual no necesariamente requiere de condiciones tecnológicas de primer mundo. Esto debe ser nuestro principal antídoto contra una crisis que no solamente es económica, sino que en el entorno humanístico de nuestra profesión se está transformando en ética. Estamos a tiempo de evitar que nuestra distinguida tradición y nuestros viejos valores sean lesionados irreparablemente. Es por ello que debemos pensar en actualizarnos con los más altos niveles asequibles en nuestro país como serían los programas de Actualización Médica Continua y Acreditación de la Práctica Médica de la Academia Nacional de Medicina (aunque a algunos les ha parecido imprácticos por su costo y duración) o bien, la Universidad de Guanajuato a través de su Facultad de Medicina de León podría estructurar en cada cabecera de las regiones en que tanto la Secretaría de Salud como el COMEG coordina en el Estado, programas de educación médica continua (como ya se llevan a cabo en Salamanca y Celaya) de tal manera que sólo no se actualice aquel que no quiera hacerlo, pero bajo su responsabilidad. Somos ya maduros asistencial y docentemente, demos pues paso a la obligación, que el legendario Hipócrates nos proclama y la Patria nos reclama y lancémonos en forma científica y honesta al ejercicio de nuestra práctica médica y comprobaremos que nuestras neuronas son iguales en calidad y cantidad a otras de los que admiramos en diferentes latitudes, preservando además el respeto y credibilidad hacia la profesión médica recordando las palabras de Gabriela Mistral “Existe la alegría de ser sano y la de ser justo, pero hay sobre todo la hermosa, la inmensa alegría de servir”. Dr. Jorge Sánchez González
Palabras clave: Ética actualización médica continua práctica médica.
2004-04-27 | 1,006 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.4. Julio-Agosto 1997 Pags. 1 Calimed 1997; 3(4)